Anabel Inoa |
La ironía de la
expectante fortaleza del hombre se encuentra en la representación de que este,
en un ámbito anatómico, ha de tener los músculos bien definidos y de gran
tamaño para evitar toda imagen raquítica y débil. Además, debe en todo momento
mostrarse valiente y sin miedo, ya que de acuerdo a este tipo de conducta en
circunstancias de sufrimiento o severa frustración (física o mental) es
reconocida su virilidad y masculinidad. Pero al mismo tiempo, tiene la
responsabilidad de ser sensible a lo que lo rodea y no mostrarse indiferente a
las situaciones problemáticas del momento.
En ¿Cuál sexo fuerte? , salen a relucir tres debilidades psicológicas
masculinas. Una de ellas es el miedo al miedo; cuando el hombre expresa miedo
es sinónimo de cobardía, lo que causa la depreciación del miedoso y exclusión
de toda admiración que se tenía del mismo. Otra debilidad es el miedo a estar
afectivamente solo, pese que el hombre ha de mostrarse fuerte e independiente,
tiene miedo a la soledad y pérdida afectiva, por parte de la mujer, en especial.
Por último, el miedo al fracaso. El éxito es lo que muchos esperamos alcanzar,
pero hay momentos en que la realidad nos atrapa y conquistar nuestras metas se
torna en un proyecto lejano. El hombre cuando se encuentra imposibilitado se encierra
en sí mismo, pues saber perder no es una
de sus virtudes; fallar le deteriora la confianza, ya que no quiere ser visto
como un fracaso, no solo ante la sociedad, sino ante sí mismo.
En torno a lo antes
expuesto, Rizo rectifica que los hombres tienen el derecho de no mostrarse
“fuertes” todo el tiempo sin que se afecte su masculinidad y virilidad; por
consiguiente, siguen siendo seres humanos que tienen emociones y sentimientos
aunque no sepan expresarlos. Los estándares impuestos para el hombre son
limitaciones al entendimiento e imponen barreras a la comunicación y
comprensión, porque las expectativas a su conducta encubren su verdadero ser y
la esencia que lo caracteriza.
En síntesis, la
idiosincrasia del hombre ha afectado su papel en la familia, en sus relaciones
y en la sociedad. “¿Cuál sexo fuerte?” pone en evidencia la manera en que la
sociedad estigmatiza la imagen del hombre, lo cual es un tema de gran
importancia, porque nos hace visualizar al sexo opuesto desde una perspectiva
diferente. Y saca a relucir que vivimos en un mundo estereotipado, en el cual
la imagen del hombre y la mujer son estandarizadas; no solo marca una
diferencia en su estructura biológica, sino también en lo particular social y
cultural.