“No
es tan sencillo ser, al mismo tiempo, fuerte y frágil, seguro y dependiente,
rudo y tierno, ambicioso y desprendido, eficiente y tranquilo, agresivo y
respetuoso, trabajador y casero”, estas son las palabras del escritor y
psicólogo italiano, Walter Riso, en su libro Intimidades Masculinas, al momento
de describir la difícil situación que pasan los hombres. Publicada en 1998,
constando de 180 páginas, esta interesante obra nos relata sobre el mito de la
fortaleza masculina y la supuesta incapacidad de los hombres para amar.
Su
primera parte “¿Cuál sexo fuerte?”
consta de unos acápites, el primero que habla del paradigma de la fortaleza
masculina”, nos dice que la supuesta fortaleza masculina implica la fuerza
muscular, la valentía, la dominancia y la seguridad en inmensas cantidades y
que un hombre débil puede ser tan varonil como femenina una mujer fuerte. El
segundo apartado “La desmitificación del
héroe”, explica que el típico hombre gasta gran parte de su vida en
parecerse a los modelos heroicos que la cultura le ha inculcado, pero que la
liberación masculina busca despojar a los hombres de todo atributo
sobrenatural.
El
tercer acápite “Tres debilidades psicológicas
masculinas”, el más interesante, nos explica los miedos que todo hombre
tiene: miedo al miedo, el miedo a estar afectivamente solo y el miedo al
fracaso. El cuarto acápite “Vales por lo
que tienes” nos explica el porqué cada persona vale por lo que es, no por
lo que tiene, haciendo alusión a lo contrario de su título.
En
el apartado “todo lo puedes”, nos
dice que los hombres deben aceptar sus limitaciones y que la nueva masculinidad
quiere tener el privilegio de pedir ayuda y de reconocer sus errores. El último
subcapítulo de esta primera parte se titula “El
derecho a ser débil”, el cual nos exhorta que él no quiere dejar dicho que
los hombres se conviertan en mujeres, sino que el varón tiene todo el derecho
de mostrar su lado débil y femenino sin dejar de ser varón bien masculino.
Como
explica Riso, es impresionante, cómo se sienten los hombres en realidad, por
culpa de las costumbres, la cultura y la sociedad. Además de que debemos dejar,
principalmente nosotras las mujeres, de presionar a los hombres y querer que
ellos actúen de la manera que queramos. Es interesante la forma de hacer
entender a los hombres que ellos pueden mostrar debilidad y su lado
sentimental, y que por esto no van a ser juzgados.